Cristóbal Vega Álvarez nació poeta y murió poeta. Yo, Jana la de la niebla (Ana Vega Burgos en el mundo real), su hija, siento que lo más íntimo que puedo hacer por él, para darle una alegría donde quiera que esté, es ir poniendo en este blog, poco a poco, los incontables poemas que fueron el sentido y la justificación de su vida, lo que le hizo vivir hasta los noventa y cuatro años con el alma llena de ilusiones.
Escribir era el estímulo que le impulsaba, la campana que repicaba sobre su corazón para hacerlo latir. Escribir lo salvó de la locura de más de veinte años en prisión, de la desesperanza de perder a su amada, mi madre, Antonia Burgos Béjar, "la escritora campesina" de Villafranca de Córdoba. También hablaré de ella en estas páginas e insertaré algunos escritos suyos; en fin, mi intención es que vuele en estas ondas su recuerdo hasta el fin de los tiempos, hasta que todos volvamos a encontrarnos, como ellos decían, tras la orilla infinita.

miércoles, 22 de junio de 2011


NIÑOS DE AZABACHE

Canciones de luna y fragua.
Por el olivar cantando
van los niños de azabache
del Romancero Gitano.

¡Qué pena la pena aquella
que va prendida en los labios!
Pena de noches pajizas
y delirios fracasados...

De madrugadas remotas.
De viejos cauces callados.
¡Pena de bronce y de ensueño
de los romances gitanos!

Van los niños de azabache
por el olivar cantando.
-Ay, ¿dónde están, Federico,
las espadas de tus nardos?

¿Y aquellas niñas amargas
con mantoncitos bordados
que hacían, de corazones,
collares y anillos blancos?

¡Ay! ¿Dónde está, Federico
aquel polisón de nardos
con que la luna lunera
disfrazó su amor humano...?

¿Y tus gitanos de cobre,
tu montura y tu caballo,
y las amapolas rotas
de tus dos labios callados...?

-¡Ay...! ¿Dónde están, Federico?
Por el olivar cantando
van los niños de azabache
de tus romances gitanos...

2 comentarios:

  1. Me ha encantado, es un gran poema en homenaje a uno de los más grandes...Qué pronto nos lo arrebataron!!!, sabe Dios lo que hubiese llegado a producir su pluma.

    Abrazos Jana.

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  2. Creo que murió a los 33 años, como Bécquer, como Cristo. Extraña coincidencia.
    Abrazos, ácrata.

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