EL PODER DE UN BESO
Yo conozco el idilio de las rosas
y el célico vergel de los luceros;
yo sé de la impaciencia de la espera
y del pausado transitar del tiempo.
Yo he cogido en mis manos un minuto
con la intención audaz de hacerlo viejo
y lo fui dilatando, dilatando
¡hasta que abrió un surco en mi recuerdo!
Yo aprendí a caminar entre las sombras
y a contarle mis cuitas al silencio,
y sé de los monótonos desfiles
que la vida emprendió hacia lo eterno.
En los libros de sabios y poetas
encontré mis mejores consejeros...
(¡Siempre fueron mis diálogos más vivos
los diálogos que tuve con los muertos!)
Yo conozco el enigma de las luces
y la ciencia ideal de los misterios,
¡pero yo nunca pude sospechar
el extraño poder que tiene un beso!
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