MIS SOLEDADES SIN PRISAS
Llegó el momento glorioso que siempre llega en la vida:
llegaste tú.
¿Viniste? No sé de dónde. De donde vienen los ángeles
cuando el alma de los hombres busca amores y sonrisas...
Tendió tu mirada un puente de ilusiones entre tu alma
y la mía,
y yo sentí que en mi pecho brotaban las viejas flores
que a fuerza de desengaños se habían vuelto marchitas...
¡Llegó el momento fatal que siempre llega en la vida:
te fuiste tú,
y mi corazón volvió a sentir el frío amargo
que siempre experimentaron mis soledades sin prisas!
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