Cristóbal Vega Álvarez nació poeta y murió poeta. Yo, Jana la de la niebla (Ana Vega Burgos en el mundo real), su hija, siento que lo más íntimo que puedo hacer por él, para darle una alegría donde quiera que esté, es ir poniendo en este blog, poco a poco, los incontables poemas que fueron el sentido y la justificación de su vida, lo que le hizo vivir hasta los noventa y cuatro años con el alma llena de ilusiones.
Escribir era el estímulo que le impulsaba, la campana que repicaba sobre su corazón para hacerlo latir. Escribir lo salvó de la locura de más de veinte años en prisión, de la desesperanza de perder a su amada, mi madre, Antonia Burgos Béjar, "la escritora campesina" de Villafranca de Córdoba. También hablaré de ella en estas páginas e insertaré algunos escritos suyos; en fin, mi intención es que vuele en estas ondas su recuerdo hasta el fin de los tiempos, hasta que todos volvamos a encontrarnos, como ellos decían, tras la orilla infinita.

sábado, 28 de mayo de 2011


VOCES REMOTAS

¿Qué es eso que grita
la voz sin palabras?
¿Qué es eso que dicen
las cosas calladas
que miran, y así 
mirando nos hablan?

¿Qué fríos reproches?
¿Qué ocultas miradas?
¿Qué cosas nos dicen
de sendas cansadas
y barcos sin rumbos
por mares lejanas?

¿Qué voz del pasado
la voz que nos habla?
¿Qué extraños recuerdos
de pronto nos clavan
coronas de amor
en cruz de nostalgias?

¿Qué voces remotas
despiertan al alba?
¿Qué música de aves?
¿Qué brillo de espadas?
¿Qué soles dormidos
en cauces del agua?

¿Qué es eso que rompe
silencios y lágrimas?
¿Qué voces del tiempo
la voz que nos llama?
¿Son cosas del hombre?
¿Son cosas del alma...?

No hay comentarios:

Publicar un comentario