Cristóbal Vega Álvarez nació poeta y murió poeta. Yo, Jana la de la niebla (Ana Vega Burgos en el mundo real), su hija, siento que lo más íntimo que puedo hacer por él, para darle una alegría donde quiera que esté, es ir poniendo en este blog, poco a poco, los incontables poemas que fueron el sentido y la justificación de su vida, lo que le hizo vivir hasta los noventa y cuatro años con el alma llena de ilusiones.
Escribir era el estímulo que le impulsaba, la campana que repicaba sobre su corazón para hacerlo latir. Escribir lo salvó de la locura de más de veinte años en prisión, de la desesperanza de perder a su amada, mi madre, Antonia Burgos Béjar, "la escritora campesina" de Villafranca de Córdoba. También hablaré de ella en estas páginas e insertaré algunos escritos suyos; en fin, mi intención es que vuele en estas ondas su recuerdo hasta el fin de los tiempos, hasta que todos volvamos a encontrarnos, como ellos decían, tras la orilla infinita.

jueves, 26 de mayo de 2011



ELEGÍA PARA MI HERMANA MARI
(junto a su tumba)

Hasta el rincón remoto de tu olvido.
Hasta ese solitario
rincón donde quedaron para siempre
tus hermosas quimeras de ángeles y de dioses...

Hasta tu extraña cama
de mármol y silencios,
hemos venido, ¡seguros de no verte!

¡Seguros de no verte
porque tú no eres lluvia ni camino,
ni la estrella remota,
ni el sol, ni la palabra impronunciada,
ni esa nube insegura que se esconde
más allá de las fértiles montañas!

¡Sé que no estás aquí! Ni aquí ni allí.
No eres "polvo que vuelve al polvo", ni eres
torpe tierra infecunda y malograda.

¡Eres Luz! Luz en las menguadas sendas
de los vagos recuerdos
y de la estrella vaga...

Flor de luz en jardines melancólicos
y en el claror del alba...

Eco de mudos ecos
en el extraño triunfo de tu marcha
a través de senderos imposibles
en los grises de tu última alborada...

Dulce luz en los astros,
pálida y solitaria,
sin nada que evocar en tu memoria,
¡sin nada que añorar en tus nostalgias!

-(¡Luz para iluminar eternidades
en noches sin "mañanas"!)-

Y por ser luz... Porque eras luz que el cielo
buscaba y rebuscaba,
no pudimos tenerte
aquí,
entre nosotros,
junto a cosas sin alma...

¡Te has ido...! Polvo entre el polvo brilla
con luz tornasolada
en un sueño de alondras abatidas
en las rutas del alba...

No eres piedra,
ni tiempo,
ni flor,
ni aire,
ni agua...

No eres voz,
luz,
silencio...
¡No eres
nada...!

Una estrella más que entre las estrellas
eternamente vaga...
¡Surco de luz para enterrar auroras
donde florezca el alma!

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