Cristóbal Vega Álvarez nació poeta y murió poeta. Yo, Jana la de la niebla (Ana Vega Burgos en el mundo real), su hija, siento que lo más íntimo que puedo hacer por él, para darle una alegría donde quiera que esté, es ir poniendo en este blog, poco a poco, los incontables poemas que fueron el sentido y la justificación de su vida, lo que le hizo vivir hasta los noventa y cuatro años con el alma llena de ilusiones.
Escribir era el estímulo que le impulsaba, la campana que repicaba sobre su corazón para hacerlo latir. Escribir lo salvó de la locura de más de veinte años en prisión, de la desesperanza de perder a su amada, mi madre, Antonia Burgos Béjar, "la escritora campesina" de Villafranca de Córdoba. También hablaré de ella en estas páginas e insertaré algunos escritos suyos; en fin, mi intención es que vuele en estas ondas su recuerdo hasta el fin de los tiempos, hasta que todos volvamos a encontrarnos, como ellos decían, tras la orilla infinita.

martes, 7 de junio de 2011


A UN HOMICIDA

¿Por qué tiemblas, muchacho? ¿Qué pavor
se oculta en la inquietud de tu mirada?
¿Qué indecisión de fiera acorralada
hay en tu vacilar desolador...?

¿Qué diabólico impulso destructor
puso el revólver en tu mano airada,
o quién plantó en tu mente deformada
las semillas abyectas del rencor...?

¿Tal vez pretendes asociar tu nombre
a una historia de tal brutalidad
que por su propia indignidad asombre?

¿O crees, en tu simple ingenuidad,
que por el hecho de matar a un hombre
has podido matar...¡¡LA LIBERTAD!!?




2 comentarios:

  1. Ese poeta tiene una hija que es un sol, allá desde donde te vea se sentirá realmente muy orgulloso de la hija que engendró.

    Te sigo por partida doble: Una por las buenas letras y otra por el gran homenaje que brindas a tu padre.

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  2. Gracias, ¡esto sí que ha sido un rayo de sol, abrir de buena mañana el blog, con la tacita de café al lado, y leer tus palabras!
    Y por lo que me dices voy a copiar ahora tres poemas que me hizo cuando yo era muy chiquitina, un tríptico que también me hacía llorar un poquito, sobre todo el último verso.
    Feliz miércoles.

    ResponderEliminar