Cristóbal Vega Álvarez nació poeta y murió poeta. Yo, Jana la de la niebla (Ana Vega Burgos en el mundo real), su hija, siento que lo más íntimo que puedo hacer por él, para darle una alegría donde quiera que esté, es ir poniendo en este blog, poco a poco, los incontables poemas que fueron el sentido y la justificación de su vida, lo que le hizo vivir hasta los noventa y cuatro años con el alma llena de ilusiones.
Escribir era el estímulo que le impulsaba, la campana que repicaba sobre su corazón para hacerlo latir. Escribir lo salvó de la locura de más de veinte años en prisión, de la desesperanza de perder a su amada, mi madre, Antonia Burgos Béjar, "la escritora campesina" de Villafranca de Córdoba. También hablaré de ella en estas páginas e insertaré algunos escritos suyos; en fin, mi intención es que vuele en estas ondas su recuerdo hasta el fin de los tiempos, hasta que todos volvamos a encontrarnos, como ellos decían, tras la orilla infinita.

domingo, 5 de junio de 2011


LA ABUELITA CIEGA

-Dime, ¿por qué la abuelita
tiene los ojos dormidos?
¿Por qué su mirada fija
se clava en el infinito
buscando cosas difíciles,
buscando tiempos perdidos?

¿No son sus ojos los ojos
que inspiraron los idilios
de intrépidos trovadores
que comparaban su brillo
con los destellos del sol,
con el azul de los ríos...?

Dime, ¿por qué la abuelita
tiene los ojos vacíos...?
¿Quién apagó aquella luz
que alumbraba su camino
y que iba ornando su senda
de piropos y delirios...?

¿Por qué su mano insegura
busca en las sombras mis rizos
y los toca blandamente,
y lanza luego un suspiro,
y dice cosas de pena,
y calla dolores íntimos...?

¿Por qué camina en silencio
sin vigor ni rumbo fijo...
-¡ave de pesado vuelo
que entre los campos marchitos
busca el rincón más oculto
para hacer su último nido!-?

Dime, ¿por qué, si sus ojos
ya no alumbran el camino
ni reflejan la belleza
de los montes ni los ríos,
por qué, di, por qué no quiere
ponerse los ojos míos?


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