LA LIRA OLVIDADA
Por cantar tus soledades.
Por sentirlas en mi alma.
Por jugar siquiera un día
con tus trinos de calandria.
Por beber en el cristal
del arroyo de tus aguas
y ver la luz de una estrella
pensativa en tu mirada.
Por soñar mundos remotos.
Por descubrir madrugadas.
Por escalar de tus cielos
sus cúspides insoñadas.
Por forjar grilletes de oro
para encadenar mis anisas,
he surcado verso a verso
los mares de tu palabra.
* * *
Por asomarme al abismo
de tus incógnitas blancas.
Por tomar entre mis manos
tus sueños página a página.
Por cruzar contigo el río.
Por cantarte en la alborada.
Por seguir a quien persigue
a nuestras palomas blancas.
Se me ha ido poco a poco
metiendo dentro del alma
el embrujo poderoso
del ritmo de tu palabra.
Por ver en tu Soledad
las soledades de mi alma
y el mundo maravilloso
de tus sueños de esmeralda
¡he buscado en los recuerdos
MI VIEJA LIRA OLVIDADA!
Sin duda esa vieja lira sigue componiendo unas bellísima música, gracias Jana por no permitir que deje de sonar.
ResponderEliminarBesos
Yo creo que un poeta no muere mientras quede uno de sus versos en la memoria de alguien; espero que los poemas de mi padre vivan mucho, muchísimo tiempo entre los peregrinos que visiten este blog; ésa era mi intención cuando lo abrí y me emociona ver cómo hasta mis viejos compañeros de la infancia vienen hasta aquí y saborean aquello versos tan lejanos ya en el tiempo pero siempre cercanos.
ResponderEliminarMuchos besos, Pelayo.
Que delicia, Jana. La primera vez que lo he leído me ha gustado, pero la segunda me ha conquistado. Tiene una sencillez y una inocencia mágicas ese poema. Un beso
ResponderEliminarQuerida Lili, él hablaba mucho de su lira, incluso uno de sus mejores libros de poemas llevaba ese nombre "La Lira Olvidada", esa lira de poeta trovador, fue una imagen que siempre le acompañó.
ResponderEliminarMil besos, preciosa.
Preciosos y musicales octosílabos y un contenido delicioso. Un abrazo.
ResponderEliminarUn gran abrazo, Alma, gracias por pasar.
ResponderEliminar